domingo, 24 de agosto de 2008

Grandes Protagonistas III: José de San Martín

El 17 de agosto se conmemoró el 158º aniversario de la muerte de Don José de San Martín.

Qué raro este asunto de recordar las muertes y no los nacimientos, aunque tiene su lógica en que en esos siglos, las fechas exactas de los natalicios no solían ser del todo confiables, aunque no es éste el caso ya que podemos estar bastante seguros de que San Martín nació el 25 de febrero de 1778, en la ex-misión jesuítica de Yapeyú, en lo que hoy es la provincia argentina de Corrientes.

Si bien no existen dudas de que San Martín era un hombre, con todos sus defectos y virtudes, más de éstas que de aquéllos, las posturas de algunos historiadores, demasiados creo, de describir su vida en base a cuestiones personales o íntimas no se corresponde con la realidad, que lo mostró siempre como un hombre de profundas convicciones, y que sin embargo sabía dejarlas de lado cuando o la necesidad, o el bien común, demandaban acciones de índole distinta a esas ideas.

Porque San Martín fue un excelso militar, con ideas políticas y filosóficas perfectamente claras, y que jamás se dejó llevar por mezquindades o ambiciones personales, pero sobre todas las cosas fue un Libertador, alguien que quiso velar porque los países americanos fuesen capaces de valerse por sí mismos, más allá de hombres y nombres, algo para lo que ni siquiera Bolívar estuvo a la altura.

San Martín era pragmático; sabía cosas que los demás no querían o no podían entender: la Independencia; la posible instauración de una monarquía, ya sea europea o incaica; su negativa a intervenir en las guerras civiles; el rechazo de glorias y honores; su renuncia tras Guayaquil; su exilio a Europa; su apoyo a Rosas; etc., asuntos aparentemente contradictorios pero que marcan a la perfección una línea de conducta constante y lógica, que el tiempo se encargó de mostrar como acertada, aún cuando le demandara innumerables sacrificios.

* la Independencia: San Martín sabía que su lucha carecía de sentido si el país todavía no era totalmente libre, y por eso presionó al Congreso de Tucumán, que finalmente declararía la independencia el 9 de julio de 1816;

* la monarquía: San Martín era republicano, creía en el autogobierno de los pueblos, pero tenía dos razones para proponer la solución monárquica: una era que aún creía incapaces a las provincias de unirse en un régimen democrático, y la otra era para prevenir futuras represalias europeas. Para más adelante quedaría la instauración de una República.

* las guerras civiles: sus fuertes sentimientos patriotas y humanos lo llevaban a aborrecer las luchas fraticidas, y por eso se negó a participar en ellas, ya sea mientras estaba en Mendoza o después de su regreso tras la liberación de Chile y Perú;

* glorias y honores: San Martín solo aceptó los cargos que fueran necesarios para llevar adelante su gesta. Así, a lo largo de su vida, fue Gobernador de Cuyo, declinó ser Director Supremo de Chile, y fue durante poco más de un año Protector del Perú, y luego no tuvo más cargos políticos durante el resto de su vida.

* Guayaquil: mucho se ha hablado de esta reunión, pero una cosa parece quedar clara: para Bolívar: el y San Martín no cabían en el mismo ejército, y la mera presencia del argentino era una piedra para él. San Martín comprendió que si se quedaba podrían llegar a correr riesgo las luchas independentistas y, a pesar de saberse preparado, dejó todo en manos de Bolívar y salió del escenario americano;

* exilio en Europa: en tanto, en Buenos Aires dominaba Rivadavia, nefasto personaje exageradamente homenajeado, que hizo de la vida de San Martín un calvario a partir de la negativa de éste de poner su ejército a las órdenes de Buenos Aires en la lucha contra los caudillos, e incluso le impidió llegar a tiempo para ver a su mujer antes de que muriera. Amenazado, y con la posibilidad de verse involucrado en nuevas guerras internas, San Martín decidió partir.

* su apoyo a Rosas: su oposición a las luchas civiles y sus ideas republicanas parecen volver contradictorio su apoyo a Rosas y el legado de su sable corvo al caudillo federal, pero recordemos una vez que San Martín sabía que había cosas que eran necesarias, aún cuando fueran desagradables, y por eso reconocía que las luchas civiles solo terminarían con la supresión de uno de los bandos en disputa, y que para eso se necesitaba a alguien que, aunque sea a través de la violencia, que San martín juzgaba inevitable, pacificara al país, tal como Rosas lo llevó a cabo.
Además, hay que agregarle la meritoria resistencia de Rosas ante los bloqueos navales sufridos ante potencias como Francia e Inglaterra, resistencia a la que San Martín colaboró a través de los periódicos europeos, fustigando a los agresores.

Por eso, por sus sacrificios, por sus conductas, por sus ideales, San martín fue más que un hombre, más que un militar, más que un padre y esposo, fue El Libertador, tanto de pueblos como de mentes, y como tal debemos homenajearlo.

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