viernes, 16 de noviembre de 2007

El Pasado: somos lo que fuimos.

El Pasado. Nuestro pasado. El pasado de nuestro país. Como querramos verlo, si queremos entender nuestro presente siempre será necesario comprender nuestro pasado. No somos un conjunto de circunstancias solamente, sino que somos un cúmulo de experiencias, vivencias, viscisitudes que nos van marcando a lo largo del trayecto de nuestras vidas. Querer entenderlo dejando de lado algunos aspectos del mismo, es querer vivir sin una parte de nosotros: podemos hacerlo, pero estamos incompletos.

Creo que es una buena introducción para el tema que quiero tratar. El período conocido en la Argentina como el Proceso. El gobierno de Kirchner ha hecho suya la bandera de los derechos humanos, y como nunca tras la caída de los gobiernos militares en 1983, se han tomado medidas para enjuiciar a los culpables de crímenes de lesa humanidad, en relación con los llamados desaparecidos. Cualquier persona que no tenga ataduras ideológicas y examine la situación dentro de su propia subjetividad, no puede dejar de ver con horror las atrocidades cometidas por uno u otro "bando", ya sea la guerrilla o los militares. Se suele decir que este gobierno apunta más a los militares, y tal vez sea así. De todos modos son sus subordinados, les guste o no, ya que el presidente es el Jefe de todas las Fuerzas militares del país, y es su deber limpiar el nombre de las mismas, impidiendo que oficiales y suboficiales que cometieran crímenes sigan en sus filas.

Con respecto a los crímenes de la guerrilla, se han dado pasos al respecto, como la reciente promoción de acción penal por el asesinato del coronel Del Valle Larrabure, llevada adelante por el fiscal de Rosario Claudio Palacín. Esta bien que esto se haga, y no como pretenden algunos partidarios militares, hacer "borrón y cuenta nueva". No, hay que enjuiciar a cualquiera que haya cometido un crimen y se tengan pruebas al respecto. En el caso de los militares, esto es más fácil de determinar, debido a la propia organización interna. Pero en lo posible, ningún crimen debe quedar impune.


En definitiva, no podemos dejar de lado esta parte de nuestro pasado, porque de una u otra manera nos ha moldeado como sociedad y no podemos simplemente olvidarla y barrerla bajo la alfombra, como se pide desde varios círculos políticos, militares y religiosos, sino que hay que darle el fin que se merece. No olvidemos que aún hay miles de personas cuyo paradero se desconoce, y que no merecen otro final que el del esclarecimiento de sus destinos trágicos. Tampoco debemos dejarnos dividir por este tema, ya que cualquiera que desee la impunidad para ciertos grupos, es tan culpable como ellos, y aquellos que pongan trabas a la justicia, deben ser enjuiciados como cómplices, sin importar a qué grupo o ideología pertenezcan.

Sin duda, este tema lo ampliaré de sobra al analizar lo hecho por varios de los actores más importantes de éste período, así que pronto volveré a hablar del tema.

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